Querétaro, Qro., 26 de agosto de 2025. — Las lluvias que azotaron la capital la noche del lunes dejaron al descubierto la fragilidad de la infraestructura pluvial en Paseo 5 de Febrero. El cárcamo colapsó y el dren Peñuelas se desbordó, provocando inundaciones de hasta un metro de altura, con saldo de vehículos arrastrados, viviendas anegadas y al menos tres personas fallecidas.
El gobernador Mauricio Kuri anunció un plan de tres fases para atender la emergencia: reacción inmediata, apoyo directo a familias y restablecimiento de la normalidad. El alcalde Felipe Fernando Macías agregó que se levanta un censo de daños para canalizar apoyos como refrigeradores, estufas, colchones y lavadoras a las familias afectadas.
Sin embargo, el desastre dejó en evidencia que las obras hidráulicas recientes, con una inversión superior a 526 millones de pesos, no fueron suficientes para contener una tormenta intensa. Vecinos de la zona denunciaron que nunca se previó el desborde de cuerpos de agua cercanos al Parque Querétaro 2000.
Videos difundidos en redes sociales muestran autos particulares y unidades de transporte público varados o flotando en plena vialidad. La corriente arrastró incluso a peatones que no lograron ponerse a salvo. Una de las víctimas fue hallada detrás del parque, en medio de aguas negras y escombros.
Las críticas no se hicieron esperar: especialistas en urbanismo señalaron que el diseño hidráulico resultó insuficiente y que la acumulación de maleza en los sistemas de drenaje agravó la emergencia. Además, cuestionaron la falta de auditorías independientes para evaluar por qué las obras millonarias no cumplieron con su propósito.
La tragedia reabre el debate sobre la planeación urbana en Querétaro y sobre la necesidad de reforzar la infraestructura pluvial con proyectos que respondan a la realidad climática actual. Mientras tanto, cientos de familias siguen esperando apoyos y una explicación clara de por qué, a pesar de las inversiones, la ciudad se volvió a inundar.